- ¿Qué es un nutricionista?
- ¿Los nutricionistas son médicos?
- ¿Cuál es la función del nutricionista?
- ¿Qué hace el nutricionista?
- ¿Por qué ir al nutricionista?
- ¿Cuándo debo ir al nutricionista?
- ¿Qué decirle al nutricionista?
- ¿Cómo bajar de peso?
- ¿Cómo subir de peso?
- ¿Cómo un nutricionista calcula tú dieta?
- ¿Cuándo ir al nutricionista?
- ¿Qué tipo de nutricionista me recomiendas?
¿Qué es un nutricionista?
Un nutricionista es un profesional sanitario con titulación universitaria el cual está capacitado para educar, enseñar y dar pautas en el ámbito alimenticio. Un nutricionista puede dedicarse a diversos ámbitos, como el clínico, el sanitario, etc. Los procesos más comunes son: ayudar a bajar de peso, ayudar a subir de peso, enseñar a comer, aplicar una nutrición específica ante diferentes patologías.
¿Los nutricionistas son médicos?
Un profesional de nutrición pertenece al grupo de los sanitarios, por lo que está capacitado para dar pautas alimenticias basándose en las recomendaciones de un médico. El nutricionista no puede recetar fármacos ni medicamentos, o no debe hacerlo, al igual que el médico no debe pautar una dieta, ya que no posee los conocimientos necesarios para ello. La mayoría de dietas médicas conllevan un número muy reducido de calorías, son muy bajas en proteínas y además suelen contener alimentos desnatados, galletas, etc. y carecer de otros alimentos saludables como los huevos, el salmón, etc.
¿Cuál es la función del nutricionista?
El nutricionista deberá realizar una evaluación inicial para obtener la mayor información posible sobre el paciente, conociendo así sus hábitos, enfermedades, preferencias, alergias e intolerancias, actividad diaria, sueño, etc. Para así poder individualizar al máximo el plan nutricional. Posteriormente este deberá de realizar un seguimiento periódico para evaluar el progreso del paciente, así como realizar los cambios pertinentes y reajustar las calorías, tipo de alimentos, macronutrientes, etc.
¿Qué hace el nutricionista?
El nutricionista, además de realizar la evaluación inicial y el seguimiento, también puede evaluar tu composición corporal mediante diversos métodos. Los más comunes son la bioimpedancia, la cual consiste en contactar con una base metálica la cual emite una señal eléctrica y mide la masa libre de grasa. Es un método poco fiable para determinar exactamente la cantidad de músculo, hueso, etc. Pero puede ser útil para calcular el porcentaje de grasa si se realiza en las condiciones correctas. Como método favorito está la antropometría, ya que es perfecto en cuanto a coste y fiabilidad. Eso sí, debe hacerlo alguien con mucha experiencia y que siempre mida de la misma manera. Éste estudio se hace con un kit de cinta métrica, plicómetro (mide le pliegue de grasa) y paquímetro (mide la longitud del hueso).
¿Por qué ir al nutricionista?
En la escuela no se enseña prácticamente sobre nutrición, por lo que salimos con un nivel de conocimiento prácticamente nulo en dicho campo. Actualmente podemos encontrar muchísima información en los medios de comunicación, redes sociales, amigos, etc. Eso tiene un lado bueno y otro malo. El malo es que hay mucha información que se contradice, y muchos mitos o teorías incorrectas o que nos van a desconcertar más todavía.
¿Cuándo debo ir al nutricionista?
Es un error acudir al nutricionista con el único objetivo de ganar o perder peso a corto-medio plazo, ya que si sigo unas pautas como un “zombie”, habrá un momento en el que dejes de hacer caso al papel, y si no has aprendido nada volverás a comer como antiguamente lo hacías, obteniendo así los resultados anteriores.
El objetivo principal debe ser siempre el de educarse y aprender a comer correctamente, conociendo las cantidades adecuadas que debes ingerir de cada grupo de alimentos; reconocer las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas; aprender a tomar buenas decisiones cuando sales a comer fuera; mejorar la lista al hacer la compra; interpretar bien las etiquetas de los alimentos, etc. Todo esto debería de enseñarse en la escuela, pero por desgracia no se hace y salimos de ella con un nivel pésimo de conocimientos sobre el tema. Por ello es buena idea realizar una inversión durante un tiempo en un buen profesional que pueda educarte y enseñarte a hacerlo por ti mismo, que te ayude a cambiar tus hábitos y que sea algo que te sirva para toda la vida.
¿Qué decirle al nutricionista?
Antes de ir al nutricionista, sería conveniente que te hicieras una analítica de sangre, de esa manera el profesional podrá aplicar mejor un protocolo alimenticio completamente adaptado a ti, haciendo uso de determinados alimentos para cubrir la falta de micronutrientes pertinente en el caso de que la haya.
No debes olvidar decirle si estás tomando algún medicamento o realizando algún tratamiento médico. Además, seguramente, te preguntará sobre tus hábitos actuales
¿Cómo bajar de peso?
Cuando hablamos de bajar de peso, hablamos de reducir la grasa corporal, ya que siempre nos va a interesar no perder masa muscular ni masa ósea.
Está claro que deberás de programar un déficit calórico, pero ¿cuánto debe ser ese déficit de calorías? Es recomendable que no sea más de un 20% de tu consumo calórico total. Es decir, si consumes 2000 kcal, un déficit de 400 kcal ya sería suficiente.
Lo primero será determinar tu objetivo, es decir, cuanto peso bajarás por semana o por mes. Por ejemplo, si el objetivo es perder 0,5-1% de peso corporal a la semana, o 1 kg por mes, lo que significa que únicamente bajarás 250 gramos a la semana aproximadamente, tendrás que medir tu progreso. ¿Pero cómo puedes medir una subida tan pequeña semanal si solo te tomas las medidas un único día a la semana en unas condiciones muy específicas? Fácil, no puedes.
Es completamente normal que tu peso corporal fluctúe de un día para otro hasta un 1-2% (para algunas personas incluso más) ocasionado por cambios en la cantidad de líquido corporal. Estos cambios son debidos principalmente a variaciones de comida, consumo de agua, sodio en la dieta, alcohol, hormonas relacionadas con el estrés o cambios hormonales durante ciertas fases del ciclo menstrual (entre otras cosas). Pero lo que verás en seguida es que cuando calculas la media semanal, este número es mucho menos variable y se puede comparar mucho mejor con las medias de las semanas anteriores.
Estas medias se vuelven mucho más constantes si las tomas de la manera que te recomiendo (por la mañana, tras ir al baño, desnudo, en ayunas y antes de beber nada). Y aunque veas que hay variaciones de semana a semana, serás capaz de reconocer las tendencias en el peso y decidir que a lo mejor te interesa medir las medias cada 14 días para decidir si estás avanzando a la velocidad a la que recomiendan las directrices para ganar o perder peso. De hecho, para la mayoría de personas no recomiendo hacer cambios en la dieta hasta que no se tienen 2-3 medias semanales para comparar, suavizar las posibles variaciones ocasionadas y observar la tendencia que hay y el progreso que existe.
¿Cómo subir de peso?
Al contrario que para bajar de peso, cuando buscamos ganar peso, a lo que nos referimos realmente es a ganar masa muscular, ya que nos interesa acompañar esta subida de la mínima grasa corporal posible para mantenernos más saludables y estéticos.
Otra diferencia reside en el consumo de calorías. En este caso buscaremos un superávit de calorías, la cual es recomendable que no supere el 15% del total del consumo de calorías. Es decir, si consumo 2000 kcal, aumentaría dicho consumo a 2300 calorías. De esta mantera minimizaríamos la ganancia de grasa corporal.
Posteriormente, realizaríamos los mismos pasos que para bajar de peso pero a la inversa, disminuyendo las calorías periódicamente en el caso de que suba más rápido de lo previsto, o por el contrario, aumentándolas si se produce un estancamiento en la etapa de ganancia de peso.
¿Cómo un nutricionista calcula tú dieta?
La fórmula más comúnmente utilizada es la de Harris Benedict, la cual tienen en cuenta diversos factores como la edad, el sexo, la altura y la actividad física diaria.
También hay aplicaciones móviles gratuitas que calculan tu gasto calórico por ti, como Myfitness Pal o Fat Secret.
Hay que tener en cuenta que las fórmulas siempre serán una estimación, y que cada persona tiene un consumo calórico distinto. Por lo que lo idea es evaluar periódicamente y reajustar respecto a una base inicial.
¿Cuándo ir al nutricionista?
Puesto que la formación que imparten en la educación pública sobre nutrición es pésima, todo el mundo debería acudir al nutricionista, al menos durante un período de tiempo para adquirir una educación básica sobre nutrición que luego pueda aplicar para el resto de su vida. Por ejemplo, aprender a hacer la compra, a interpretar las etiquetas de los alimentos, a tomar buenas decisiones cuando se sale a comer fuera, conocer las cantidades que se adaptan a ti, saber cómo cubrir las necesidades energéticas y de micronutrientes y ser capaz de conocer que equivalencias hay entre alimentos para poder ser flexible con tu dieta y generar un cambio de hábitos y una adherencia a largo plazo.
Puede que hayas tenido malas experiencias anteriores siguiendo dietas o con nutricionistas demasiado “estrictos”. Pero acudir al nutricionista por un tiempo es una inversión que te va a servir de por vida, siempre que este trabaje con una filosofía de cambio de hábitos y sea lo suficientemente flexible para adaptarse a ti y enseñarte a comer, en contra de darte un menú cerrado o demasiado estricto.
Por lo general no deberías pasar hambre, comer cosas que no te gusten o comer siempre lo mismo, ya que en ese caso seguramente acabarías por tener una mala relación con la comida. Seguro que conoces a varias personas de tu entorno que han comenzado una dieta, luego la han dejado, recuperando así el peso perdido, y así en sucesivas ocasiones. ¿Porqué crees que ese no es el camino correcto?
¿Qué tipo de nutricionista me recomiendas?
Tu nutricionista debe ser realista. Huye de aquel que te prometa perder 7 kg al mes. Las cosas de palacio van despacio. El camino anterior solamente te llevará a perder mucha masa muscular, líquidos corporales, tener una piel más flácida y reducir así tu metabolismo, de forma que en cuanto vuelvas a comer “un poco más” engordarás de nuevo.
Intenta saber si tu nutricionista está lo suficientemente preparado. Puedes hacerle algunas preguntas trampa para conocer su nivel de conocimiento. Por ejemplo:
-¿Qué opinas sobre el ayuno intermitente?
-¿Y sobre la dieta cetogénica?
-¿Cuántas comidas recomiendas hacer al día?
-Etc.